sábado, 20 de diciembre de 2008

EL OLOR DEL DIABLO



CUENTO:
Martin desafió a todos los presentes. ¿Quien ha olido al diablo? y el silencio se hizopresente.
Uno de los presentes, desconfiando levantó la mano para tomar la palabra.
-Si pasrtimos de que eld iablo existira, podriamos hablar.
-Usted no ha visto el mundo en que nos toca vivir?-refutó otro.
-si me dejan hablar-gritó martin nuevamente- les voy a contar la mas terrorificas e increibles de las historias, que yo mismo he vivido camino para esta fiesta. No es cotidiana mi cara tan palida ni mi desprolijidad en el cabello, pero creanme que fue esta experiencia bastante bien quedé.
Ahora el silencio era total y los brillos de algunos ojos en las muejers indicaban que ya se respiraba el miedo, Martin sabia que el miedo era contagioso, y que si alguien tenia miedo, lo iba atrasnmitir al resto de los presentes.
-Cuando venia por el camino del norte, ese que nadie quiere transitar por las noches, acaso nadie se pregunta por que? la cuestion es que yo avancé a pie. Es desde mi casa, el camino mas corto: el atajo ideal para un retrasado como soy.
no se bien que lugar, solo recuerdo ese molino viejo, que no habia percidio en la oscuridad de la noche, ustedes puden corroborar creen que cone ste calor hay viento?
pues creanme, el molino destartalado comenzó a girar con terrible violencia, mi saagre se heló.
Las mujeres ya no didimulaban su boca abierta y lagunos hombre secsuchaban con atención, otros trataban de mantenerse de pie por la ingesta de alcohol.
-yo soy cristiano y de mi cruz fuerte me aferré- Martin abre su mano y muestra a los presentes una pequeña cruz de metal que habia dejado su marca en la palma.- solo pude girara peor no habia nadie, pese a sentir la presencia d eotro ser. grite varias veces para que se de a conocer peor no en la noche nadie me respondió. Crei que era una broma y con mi arma a la oscuridad amenacé, Martin se palpa la cintura y deja ver una pistola. - Si sos hombre veni, dejate ver- depues disparé, estoy seguro que le di. un grito escuché y el olor a la polvora en ela ire quedó, de a poco se fue transformando en una mezcla de pudredumbre algo de huvos poderidos y leche cortada empezo a llegar a mi nariz. diganmos una epecie de vomito rancio y quesos. y fue cuando alguien me dijo: yo soy el diablo y estoy herido me has dado en una pierna. como sabras las heridas en mi nunca sana,a sique ahora andaré despidiendo eternamente este olor que ni yo mismo tolero.
Por eso smis amigos quiero advertiles que ahora el diablo anda entre nsoostros y acda vez qu huelan ese olor tan repugnanate, no dudne que estan en epeligro. Ahora viene mi deafio queridos amigos, atravesar el camino del norte hasta el viejo molino, ya que alli una bolsa con dinero extravié, todo lo que esa bolsa contenga como premio voy a dara, y mas su honor va aganar, al poder decir que el diablo frente suyo estuvo y que logro regresar.-
Los hombres se fortalecieron, era un buen desafio noctrno para impresionar a las muchachas, algunso pensaban que en verdad se trataba de una gran farsa inentada por este tal martin, otros que no era mas que un simple zorrillo y otros ni lo dudaron. Si bien no eran muchos los hombres, solo los jovenes ( d ela edad de martin) se dispusieron a ir. Cuando todos ya salieron de a pie y con sus armas en la cintura, Martín continuó el relato solo rodeado por bellas mujeres que lo seguian escuchando anonadadas con el relato. - pero ahy algo que ustedes no saben. yo con el diablo un pacto hice, mi vida perdonaria si mas hombres por el camino le enviara, los valientes seran asesinados y los cobardes regresaran intactos. tan feliz quedó que aparte me dio el poder de hacer bella a la mujer que de mi se enamore.
Las mujeres se empezaron a desvivir y entre ellas se codebaan, se pisaban y se peleaban por ser las elegidas ´por este hombre.
Despacio hay lugar para todas, dijo Martin y en una fila encabezada por el salió.
Los viejos que admirados quedaron, se preguntaban quien era este joven mentiroso. y tan habilidoso.
No importa dijo uno, en la guerra y el amor todo vale- dijo uno.
Sin duda este hombre era de esos que todo lo hacia para conquistar a las damas.

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